• Inicio
  • Información sobre el cáncer
  • Cáncer de hígado

Cáncer de hígado

Índice de navegación

Estudios diagnósticos  

Una vez que consulte a su médico, éste le interrogará sobre sus síntomas y su historial médico previo. Igualmente le realizará un examen físico completo.

Posteriormente, y basándose en las sospechas diagnósticas, en el estudio del cáncer de hígado se pueden realizar diferentes pruebas diagnósticas entre las que podemos incluir:

  • Análisis de sangre, incluyendo pruebas de función renal (creatinina), hepática bilirrubina.
  • Pruebas de coagulación
  • Determinación sanguínea de marcadores tumorales. El más asociado a cáncer de hígado es la determinación de niveles de alfa-fetoproteína, aunque que un valor elevado por encima de límites normales no implica necesariamente la existencia de un cáncer de hígado.
  • Pruebas serológicas de hepatitis.
  • Radiografías simples de tórax y abdomen.
  • Endoscopia digestiva alta: permite la valoración de existencia de varices esofágicas o gastropatía hipertensiva secundaria a la hipertensión portal asociada a la cirrosis. En algunos casos de tratamiento sistémico es condición necesaria la realización de esta prueba previa al inicio del tratamiento.
  • Ecografía.
  • Tomografía Axial Computerizada (TAC): permite conocer la extensión local del tumor, la posible afectación de ganglios cercanos, y la extensión a otros órganos.
  • Resonancia Nuclear Magnética: permite conocer la extensión de la enfermedad en el hígado y su relación con las estructuras vasculares.

Habitualmente es necesario obtener una muestra de la zona sospechosa del hígado, especialmente en el supuesto de un hígado no cirrótico. En ocasiones también se requiere de las áreas consideradas como sanas, para confirmar el diagnóstico y para plantear el tratamiento más adecuado para cada enfermo. Estas biopsias se realizan habitualmente mediante punciones externas (a través de la piel en la pared abdominal), pudiendo también realizarse mediante laparoscopia (inserción de un tubo delgado con iluminación a través de un pequeño corte en la pared del abdomen para observar el hígado). En ocasiones, sólo en pacientes con antecedentes de enfermedad hepática (cirrosis, hepatitis) y con lesiones hepáticas en seguimiento, puede establecerse el diagnóstico en base a los resultados de las pruebas de imagen, sin ser imprescindible la biopsia.

Con el fin de conocer la extensión de la enfermedad, y así ofrecer el tratamiento más adecuado, puede ser necesario la realización de exploraciones de otras partes del cuerpo, dependiendo de los síntomas que presente el paciente.


6/11