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Simposium Educacional 1: Identificando las terapias más prometedoras en el cáncer de mama. Enfermedad metástasica, ¿cómo tratarla?

Agustí Barnadas – Servicio de Oncología Médica. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona.
Ana Lluch – Servicio de Hematología y Oncología. Hospital Clínico. Valencia.

El cáncer de mama diseminado es una enfermedad incurable aunque la expectativa de supervivencia de las pacientes que sufren esta situación está estimada en 2,5-3 años desde el momento del diagnóstico de las metástasis. Existen diferentes factores que modulan estas expectativas que están en relación con el volumen de la enfermedad, el intervalo libre de la enfermedad, el perfil de sensibilidad a la terapia hormonal, la ausencia o presencia de amplificación del gen HER-2 y el tratamiento previamente administrado.

A día de hoy no existe una terapia estándar única sino que existen opciones diversas. El conocimiento de la biología del cáncer ha permitido identificar aquellos puntos que son críticos para la maquinaria celular y han sido el fundamento para el desarrollo de fármacos dirigidos encaminados a inhibir diferentes vías de señalización y por ende la proliferación celular.

La vía de la PI3K está activada en el 10-40% de los tumores de mama y existe un enorme número de fármacos en desarrollo dirigidos a esta diana. Los resultados positivos del estudio BOLERO-2 utilizando una combinación everolimus con exemestano han demostrado conseguir una mejora significativa del tiempo libre de progresión tras una progresión a inhibidores de aromatasa no esteroidales. En el caso de los tumores con amplificación de HER-2, el efectuar una terapia combinada con trastuzumab, pertuzumab y docetaxel ha permitido mejorar de forma notable los resultados de eficacia antitumoral de los que se disponía con trastuzumab y quimioterapia. Hasta hace algunos años existía el desafío de poder introducir los citostáticos únicamente en las células tumorales. La síntesis de T-DM1 que combina emtansina y trastuzumab es un claro exponente de esta aspiración. El estudio EMILIA demostró una clara superioridad en el tiempo libre de progresión y en la supervivencia de T-DM1 en comparación con una terapia de segunda línea con capecitabina y lapatinib. De este modo se han consiguiendo nuevos avances en el control de la enfermedad con un fenotipo de hormonosensiblidad o amplificación de HER-2. Sin embargo, en los tumores con fenotipo basal o en aquellos resistentes a la hormonoterapia, en los últimos años se han desarrollado nuevos citostáticos como es el caso de eribulina, abraxane y la Ixabepilona que han demostrado aportar a las pacientes una mejora en el control de la evolución de la enfermedad avanzada y en el caso de eribulina con un incremento de la supervivencia.

En definitiva, en los últimos años se han producido avances en el tratamiento del cáncer de mama, habiéndose ya iniciado el camino de definir la mejor terapia de acuerdo a algunas de las características biológicas del tumor, consiguiéndose mejorar la magnitud del beneficio en una proporción notable de enfermas.