Madrid, 18 de junio de 2025.- Hace quince años, los pacientes con carcinoma de células renales (CCR) avanzado tratados con cirugía aislada o con interferón apenas alcanzaban medianas de supervivencia de 5-7 meses. En la actualidad, la secuenciación terapéutica de fármacos dirigidos o de la inmunoterapia permite superara los 40 meses de supervivencia, manteniendo una buena calidad de vida. Además, pembrolizumab, un anticuerpo monoclonal anti-PD1, ha consolidado su beneficio en la supervivencia global en el contexto adyuvante, posicionándose como una estrategia eficaz en pacientes con intermedio/alto riesgo de recaída tras nefrectomía.
En el marco de la campaña de comunicación “En Oncología cada AVANCE se escribe en Mayúsculas”, SEOM da a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento de los diferentes tumores. Coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Riñón que se celebra mañana jueves, 19 de junio, destacamos los avances más importantes en cáncer de riñón, que representa aproximadamente el 3% de todos los tumores. Cerca del 80% de las neoplasias renales corresponden a carcinomas de células claras. Es aproximadamente dos veces más frecuente en hombres que en mujeres y la edad media de presentación se sitúa en torno a los 64 años.
En España, el cáncer de riñón ocupa el octavo lugar en cuanto a prevalencia, con una estimación de 9.774 casos nuevos en 2025 y 2.245 fallecimientos en el año 2023. Actualmente, la forma más habitual de diagnóstico es el hallazgo incidental en estudios de imagen realizados por otros motivos en pacientes asintomáticos, lo que ha contribuido a la detección precoz y, en consecuencia, a una mejora en el pronóstico de la enfermedad.
El abordaje terapéutico del carcinoma de células renales ha experimentado un cambio significativo en los últimos años. En el contexto adyuvante, pembrolizumab continúa siendo el único tratamiento que ha demostrado un beneficio en la supervivencia global en pacientes con riesgo intermedio/alto (según los criterios del estudio KN-564), así como en aquellos con enfermedad M1-NED tras nefrectomía. El beneficio absoluto observado a cinco años alcanza el 5%. Actualmente se están evaluando otros inhibidores de puntos de control inmune en ensayos en fases tempranas.
El mejor conocimiento de la biología molecular del carcinoma de células renales avanzado ha permitido identificar vías de señalización que juegan un papel relevante en la progresión de estos tumores. En este sentido, se ha comprobado que los mecanismos que regulan la angiogénesis están alterados en la mayoría de los tumores de células claras, tanto en formas familiares como en la mayoría de los casos esporádicos.
Desde los años 90 se conoce el papel del gen VHL (von Hippel-Lindau) como regulador del factor inducible por hipoxia (HIF-alfa) en condiciones normales de oxígeno. La pérdida de función del gen VHL –presente en más del 70% de los casos de CCR de células claras– provoca la acumulación de HIF-alfa, lo que induce la expresión de diversos factores proangiogénicos como VEFG, TGF-alfa y PDGF, que estimulan el crecimiento tumoral en condiciones de normoxia. Este conocimiento ha sido clave para el desarrollo de terapias dirigidas frente a VEGF, cuya eficacia ha quedado demostrada en múltiples ensayos clínicos.
Antiangiogénicos e inmunoterapia
El conocimiento de las alteraciones en la vía de señalización del VEGF ha situado a los antiangiogénicos como uno de los pilares fundamentales en el tratamiento del cáncer renal avanzado. Durante los últimos años diferentes agentes con más o menos especificidad o afinidad sobre los distintos elementos de señalización de la vía de VEGF, con diferencias en cuanto a perfil de efectos secundarios, etc., han demostrado ser activos en esta enfermedad, consolidando su papel tanto en primera línea como en sucesivas.
Otra vía de control neoplásico frecuentemente desregulada en cáncer renal es aquella que ejerce nuestro sistema inmune sobre la generación y progresión de los tumores. La idea de modular nuestro sistema inmune para recuperar su correcta acción contra el cáncer renal es ya clásica, y de ahí que durante décadas se emplearan tratamientos como el Interferon-alfa o la Interleukina 2. El mejor conocimiento de la sinapsis inmunológica y el desarrollo de los anticuerpos frente a puntos de control inmune (checkpoint inhibitors) han permitido de nuevo reincorporar la inmunoterapia como una estrategia protagonista en el tratamiento del cáncer renal.
Existen otras muchas vías de señalización celular, rutas metabólicas, mecanismos de control de ciclo celular, etc., que pueden verse alteradas en cáncer renal y también representan potenciales dianas cada vez mejor exploradas en pro de una auténtica personalización del tratamiento de nuestros pacientes. No obstante, su escasa frecuencia y la dificultad en la identificación de adecuados biomarcadores predictores de eficacia limitan su uso.
Secuenciación terapéutica
En la práctica clínica habitual, los pacientes con carcinoma renal avanzado suelen recibir, a lo largo de la evolución de su enfermedad, una secuencia de tratamientos cuyo objetivo es prolongar la supervivencia manteniendo una buena calidad de vida. Gracias a las estrategias habituales, se alcanzan medianas de supervivencia superiores a 40 meses en determinadas poblaciones.
En primera línea, la elección de tratamiento debe basarse en la disponibilidad de los tratamientos aprobados, el grupo pronóstico (según criterios como los del IMDC) y las comorbilidades del paciente. De forma general, las combinaciones de inhibidores tirosina-quinasa (TKI) e inmunoterapia han demostrado beneficio en tasas de respuesta,
supervivencia libre de progresión (SLP) y supervivencia global (SG) en comparación con TKI en monoterapia. Algunas de estas combinaciones incluyen pembrolizumab + axitinib, nivolumab + cabozantinib o pembrolizumab + lenvatinib. Sin embargo, existen algunos subgrupos de pacientes en los cuales se puede considerar el tratamiento con TKI como sunitinib, pazopanib o tivozanib en monoterapia, especialmente en aquellas situaciones en las que las combinaciones no están disponibles. Las combinaciones de inmunoterapia (ipilimumab + nivolumab) también han demostrado beneficio en supervivencia global en comparación con sunitinib en pacientes con pronóstico intermedio o desfavorable según la escala IMDC.
La segunda línea de tratamiento va a estar condicionada principalmente por la terapia recibida en primera línea. En aquellos pacientes que han recibido un TKI anti-VEGF en monoterapia, las opciones recomendadas de tratamiento son la inmunoterapia (nivolumab) o cabozantinib (TKI dirigido frente a VEGF, MET y AXL). No obstante, debido a la creciente evolución en el empleo de combinaciones en primera línea, es necesario seguir investigando cuál es la mejor estrategia terapéutica en líneas posteriores. Las guías clínicas recomiendan emplear TKI que no hayan sido utilizados en primera línea, entre las que se incluyen cabozantinib, axitinib, tivozanib, sunitinib, pazopanib o la combinación de lenvatinib-everolimus.
De forma reciente el estudio fase 3 LITESPARK-005 ha demostrado el beneficio de bezultifan (inhibidor oral de factor inducible por hipoxia HIF-2a) en supervivencia libre de progresión en pacientes previamente tratados con inmunoterapia y TKI. Estos resultados respaldan su incorporación como una nueva opción de tratamiento en este contexto.
Madrid, 10 de junio de 2025.- La supervivencia de los pacientes con cáncer de próstata avanzado se ha triplicado en los últimos 15 años, gracias a la incorporación progresiva de nuevos agentes hormonales, quimioterapia y radiofármacos. Mientras que, en 2005, con opciones limitadas a la quimioterapia, la mediana de supervivencia se situaba entre 12 y 18 meses, en la actualidad puede superar los 40 meses en poblaciones seleccionadas. Entre los avances más relevantes, destacan los ensayos clínicos que combinan inhibidores de PARP con tratamientos hormonales, como talazoparib y enzalutamida, que ha alcanzado medianas de supervivencia de hasta 45 meses en pacientes con mal pronóstico. Asimismo, el radiofármaco 177Lu-PSMA-617 ha consolidado el papel de la terapia dirigida a PSMA como un pilar fundamental en el manejo del cáncer de próstata avanzado.
En el marco de la campaña de comunicación “En Oncología cada AVANCE se escribe en Mayúsculas”, SEOM da a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento de los diferentes tumores. Coincidiendo con el Día Mundial del Cáncer de Próstata que se celebra mañana, 11 de junio, destacamos los avances más importantes en cáncer de próstata, el primer cáncer más diagnosticado en nuestro entorno en varones, con una estimación de 32.188 nuevos casos en España en 2025, lo que representa aproximadamente el 23% de todos los tumores en varones, según el informe de SEOM Las cifras del cáncer en España de 2025.
Además, el cáncer de próstata es el tumor más prevalente en varones, con una estimación de prevalencia a cinco años para el año 2020 de 122.025 casos, según los últimos datos disponibles recogidos en el citado informe de SEOM. Sin embargo, ocupa el tercer lugar como responsable del número de fallecimientos por cáncer en varones en España, con una reducción de la tasa de mortalidad de forma progresiva. La supervivencia neta a cinco años de los pacientes diagnosticados en el periodo 2008-2013 fue de 89,8%, la más elevada entre los tumores más frecuentes.
En la actualidad, la gran mayoría de los casos de cáncer de próstata se diagnostica en estadios iniciales, mientras que sólo alrededor del 10% corresponde a enfermedad avanzada (metastásica) en el momento del diagnóstico. En estas fases iniciales, el cáncer de próstata es potencialmente curable en un alto porcentaje de casos mediante cirugía, radioterapia / braquiterapia con o sin la adición de hormonoterapia. Sin embargo, a pesar de la eficacia de estos tratamientos radicales, aproximadamente un 30% de los pacientes van a terminar desarrollando una recurrencia de la enfermedad, que puede conducir a una enfermedad metastásica e incurable.
Dentro del cáncer de próstata avanzado, es fundamental distinguir distintos grupos de pacientes, ya que las implicaciones de tratamiento varían en función de ello. Por un lado, se encuentra el cáncer de próstata hormonosensible metastásico, que puede ser un diagnóstico de novo o presentarse tras una recaída posterior a un tratamiento local. Por otra parte, la enfermedad resistente a castración, que a su vez puede ser metastásica (la forma más habitual) o no metastásica.
Los objetivos del tratamiento en cualquiera de estas fases es prolongar la supervivencia, preservar la calidad de vida y prevenir eventos óseos. Es precisamente en los estadios avanzados donde se han producido los principales avances terapéuticos en los últimos años. En el contexto hormonosensible metastásico, los tratamientos de elección incluyen combinaciones de agentes hormonales (como apalutamida, enzalutamida, abiraterona o darolutamida) o tripletes que asocian docetaxel con agentes hormonales (abiraterona o darolutamida). En la fase de cáncer de próstata resistente a la castración metastásico (CPRCm), las opciones se amplían e incluyen quimioterapia (docetaxel o cabazitaxel), nuevos agentes hormonales (abiraterona o enzalutamida) y radiofármacos (radio-223 o 177Lu-PSMA-617), seleccionándose según las características del paciente y los tratamientos previos recibidos. Recientemente, el estudio PEACE-3 ha mostrado que la combinación de enzalutamida con radio-223 mejora la supervivencia de pacientes con CPRCm con enfermedad ósea, reforzando, además, el valor de las terapias dirigidas al hueso.
En los últimos años, los inhibidores de PARP han demostrado eficacia en CPRCm, tanto en monoterapia como en combinación con hormonoterapia, especialmente en pacientes con alteraciones en genes de reparación del ADN. Estas alteraciones, siendo BRCA2 la más frecuente, están presentes en hasta un 30% de los pacientes con CPRCm, y en un 12-16% de los casos tienen origen germinal, lo que implica consideraciones relevantes para el asesoramiento familiar. De forma reciente, los resultados del estudio AMPLITUDE han demostrado que el beneficio de esta estrategia podría trasladarse a etapas más tempranas de la enfermedad, como el cáncer de próstata hormosensible metastásico, reforzando la importancia de realizar el estudio molecular en estos pacientes.
Por último, en pacientes con carcinoma de próstata resistente a la castración que todavía no han desarrollado metástasis, tanto apalutamida como enzalutamida y darolutamida, todos ellos agentes hormonales, han demostrado retrasar la aparición de metástasis y aumentar la supervivencia global.
Secuencia óptima de fármacos
En la actualidad, uno de los desafíos más importantes consiste en definir la secuencia óptima de fármacos para obtener el máximo beneficio en cada paciente en particular. En este sentido, los avances en el conocimiento de la biología molecular de la enfermedad están permitiendo avances hacia un enfoque más personalizado. Esta estrategia, centrada en las características individuales del paciente y su tumor, puede superar los 40 meses de supervivencia media, preservando la calidad de vida.
Diagnóstico y estratificación molecular
En el diagnóstico también se han experimentado mejoras importantes. La tomografía por emisión de positrones con PSMA (PET-PSMA) se ha incorporado a la práctica clínica como prueba de elección para la estadificación inicial en pacientes de alto riesgo, así como en el contexto de la recaída bioquímica, por su mayor sensibilidad y especificidad. Además, diferentes guías clínicas recomiendan el análisis rutinario de genes relacionados con la recombinación homóloga (como BRCA1/2) tanto para seleccionar pacientes candidatos a inhibidores de PARP como para asesoramiento familiar.
Todos estos avances han podido ver la luz gracias a la realización de ensayos clínicos en múltiples centros del mundo, y a la generosa participación de los pacientes en ellos. En estos avances, ha habido una participación muy significativa de centros españoles. Seguimos creyendo que la mejor opción, en la medida de lo posible, es la participación en ensayos clínicos que sigan intentando mejorar la seguridad y eficacia de estos tratamientos. Pero, por encima de todo, es necesario que aquellos progresos que muestren beneficios significativos se incorporen de manera equitativa para todos los pacientes, y que el acceso al mejor tratamiento para su enfermedad sea universal.Madrid, 9 de junio de 2025.- España es líder en ensayos clínicos a nivel europeo, habiéndose autorizado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) 930 estudios en el año 2024. Los del ámbito de la Oncología Médica representan el 39% aunque sólo el 17% fueron promovidos de forma independiente. Los Grupos Cooperativos Nacionales de Investigación en Oncología Médica realizan ese tipo de investigación y, desde que empezaron a constituirse los primeros en 1994, han llevado a cabo 604 estudios en los que han participado 71.603 pacientes. Principalmente se trata de estudios fase II (55,25%) y fase III, (32%) siendo mucho menos frecuentes los de fase I (3,8%) y fase IV (3,31%). GECP, GEICAM, SOLTI y TTD son los cuatro grupos con un mayor número de ensayos clínicos realizados: 101, 108, 89 y 90 respectivamente.
Desde la Secretaría Científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y gracias a la colaboración de los Grupos Cooperativos, se ha elaborado un documento, el “Dossier de Investigación Oncológica 2025”, que aúna la justificación, finalidad, objetivos y resultados de los grupos de investigación clínicos españoles. “Este dossier es el reflejo del nivel y del valor de la investigación en el terreno de la Oncología Médica en nuestro país. En este documento, recogemos toda la trayectoria investigadora de todos los Grupos Cooperativos españoles, el número de ensayos realizados, las características de los mismos, los pacientes reclutados y un aspecto también especialmente relevante, como es la importancia que esos ensayos han tenido en el cambio de paradigma o de estándares en el tratamiento del cáncer desde que se llevaron a cabo”, explica el Dr. César A. Rodríguez, presidente de SEOM, presidente de SEOM.
“Este documento –subraya el Dr. Rodríguez- es una herramienta para que hagamos llegar el mensaje de que la investigación clínica en Oncología Médica en España es de primer nivel. España en este momento es líder europeo en investigación en ensayos clínicos en Oncología Médica y uno de los referentes a nivel mundial”.
SEOM mantiene, desde sus inicios, su apoyo y colaboración con los Grupos Cooperativos para promover la investigación clínica académica e independiente en pro de la importante labor que realizan en la mejora de la atención del paciente con cáncer en nuestro país. En los últimos años la Sociedad ha considerado uno de sus principales objetivos la elaboración de Guías Clínicas, que posteriormente se han publicado en la revista Clinical&Translational Oncology (CTO) para lo cual ha contado también con la colaboración de los Grupos Cooperativos.
En esta misma línea, SEOM y los Grupos Cooperativos desarrollan funciones muy destacadas en la formación médica continuada y la docencia en cáncer, así como con las asociaciones de pacientes para la concienciación de la población entorno a esta enfermedad.
¿Qué son los Grupos Cooperativos?
Los Grupos Cooperativos son grupos académicos independientes sin ánimo de lucro cuyo fin es el desarrollo de ensayos clínicos para mejorar la prevención y el tratamiento del cáncer. Su composición es multidisciplinar e incluye oncólogos médicos, cirujanos, oncólogos radioterapeutas, anatomopatólogos, biólogos moleculares, epidemiólogos, etc. El primero, el Grupo Germinal Oncológico (GG), se constituyó de forma oficial en 1994 y actualmente son 19.
En concreto: Grupo Español de Cáncer de Origen Desconocido (GECOD), Grupo Español de Investigación en Cáncer de Pulmón (GECP), Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama, Grupo Español de Investigación en Cáncer Ginecológico (GEICO), Grupo Español de Investigación en Neurooncología (GEINO), Grupo Español de Investigación en Sarcomas (GEIS), Grupo Español Multidisciplinar de Melanoma (GEM), Grupo Español Multidisciplinar en Cáncer Digestivo (GEMCAD), Grupo Español de Oncología Transversal y Tumores Huérfanos e Infrecuentes (GETTHI), Grupo Español de Terapias Inmuno-Biológicas en Cáncer (GÉTICA), Grupo Español de Tumores Neuroendocrinos y Endocrinos (GETNE), Grupo Germinal Oncológico (GG), Grupo Oncológico para el Tratamiento de las Enfermedades Linfoides (GOTEL), Alianza Multidisciplinar para la Investigación de Tumores Genitourinarios (GUARD CONSORTIUM), Asociación para la Investigación del Cáncer de Pulmón en Mujeres (ICAPEM), Grupo Español de Oncología Genitourinaria (SOGUG), SOLTI, Grupo Español de Tratamiento de Tumores de Cabeza y Cuello (TTCC) y Grupo Español de Tratamiento de los Tumores Digestivos (TTD).
¿Qué hacen además de investigación?
Los Grupos Cooperativos también realizan otros estudios diferentes a los ensayos clínicos propiamente dichos como son los proyectos de investigación básica y traslacional, estudios epidemiológicos, estudios farmacoeconómicos, estudios observacionales, etc. que en total han sido 317 hasta el momento con 234.109 pacientes/muestras incluidos.
Además, varios Grupos están desarrollando bases de datos que realizan una recogida de información durante un período concreto de tiempo o Registros Nacionales de tumores poco frecuentes o con características especiales que permiten tener información muy valiosa sobre la incidencia, prevalencia, supervivencia y mortalidad de los mismos. Entre ellos se encuentra el primer Registro de Sarcomas, GEIS 78, el primer Registro Nacional de Tumores Torácicos o el primer Registro de los diversos subtipos de cáncer de mama avanzado, REGISTEM.
Los Grupos Cooperativos también llevan a cabo actividad investigadora básica y traslacional en colaboración con profesionales de otras disciplinas que resulta de gran importancia para el desarrollo de la Oncología Médica.
Cabe destacar el estudio NADIM, liderado por el GECP, ya que ha supuesto un hito en el tratamiento del cáncer de pulmón no microcítico localmente avanzado, al introducir con éxito y de forma pionera el enfoque quimio-inmunoterapia neoadyuvante previa a la cirugía, lo que ha duplicado la supervivencia obtenida hasta el momento en este grupo de pacientes.
Los Grupos Cooperativos presentan sus resultados en los diferentes congresos y reuniones científicas nacionales e internacionales y los publican en revistas científicas, muchas de ellas de alto impacto. En total son 1.461 artículos (1.323, en el ámbito internacional y 138, en el nacional) y 2.000 comunicaciones a congresos internacionales y 471, en nacionales.