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Tratamientos biológicos: qué son y cómo actúan

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Inhibidores de mTor 

Son aquellos nuevos fármacos que se dirigen a inhibir la activación de la proteina mTOR (mammalian target of rapamycin). Esta proteína está activada en múltiples tumores y se activación es capaz de generar proliferación y de evitar la muerte programada de las células, lo que conduce a su crecimiento desordenado.

La activación de mTOR es un paso biológico común a muchas vías de activación de la señal de proliferación. Es decir, si somos capaces de bloquear este paso clave son, potencialmente, muchos los pacientes que se podrían beneficiar de estos tratamientos antitumorales.

Desgraciadamente la biología siempre es compleja y es difícil bloquear a la perfección a esta proteína o, incluso cuando se consigue, no es raro que la célula tumoral encuentre otras vías alternativas de señalización que hacen que estos fármacos dejen de ser útiles. Sin embargo, existen múltiples medicamentos que se dirigen a esta vía y los logros comienzan a ser palpables.

A día de hoy, existen ya dos fármacos inhibidores de mTOR que han logrado indicación para su uso clínico.

Everolimus y Temsirolimus

Son medicamentos de administración oral, que son de utilidad en el carcinoma de células renales cuando el tumor es resistente a fármacos dirigidos a inactivar la angiogénesis dependiente de VEGFR (sunitinib, sorafenib, pazopanib, bevacizumab). Everolimus es un fármaco de administración oral.

Además de uso en cáncer renal, everolimus ha demostrado su utilidad en cáncer de mama metastásico con receptores hormonales positivos que se ha hecho resistente a un tratamiento hormonal de primera línea. En este caso, administrar everolimus junto con un nuevo tratamiento hormonal parece aumentar sustancialmente el tiempo de control de enfermedad.

Temsirolimus, por su parte, es un fármaco que se administra por vía endovenosa, con una frecuencia semanal y que se ha aprobado para su utilización en cáncer renal en aquellos pacientes que se consideran de mal pronóstico de inicio o en aquellos cuyo tumor renal no es del tipo más frecuente, lo que llamamos en Oncología Médica: “para histologías no de células claras”.

Tanto Everolimus como Temsirolimus tienen un perfil de toxicidad que se tolera habitualmente bien. Entre los efectos adversos que pueden producir se encuentran, las erupciones cutáneas, las llagas en la boca, la diarrea, la pérdida de apetito, la alteración de las pruebas de función hepática, el aumento de la glucosa en sangre y el aumento de los niveles de lípidos en sangre. Un efecto secundario que es poco frecuente, pero puede llegar a ser grave es la inflamación de los pulmones (“neumonitis”) que en función de su severidad puede ser motivo para suspender el tratamiento. Por ello se recomienda realizar pruebas de función respiratoria antes de comenzar el tratamiento. Es importante así mismo, monitorizar los niveles de glucosa en sangre sobre todo en pacientes que son diabéticos en el momento de iniciar el tratamiento.


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