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Cuidados continuos: cuidados de soporte y paliación

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AUTORES:
Dr. Alberto Carmona Bayonas

Dra. Paula Jiménez Fonseca

 

Los cuidados continuos o cuidados de soporte son tratamientos que tienen como objetivo la mejora de los síntomas a través de un cuidado total, activo y continuado del paciente cubriendo sus necesidades físicas, psicológicas/emocionales, sociales y espirituales. Diversos estudios han demostrado que este tipo de cuidados son beneficiosos para los pacientes y sus familias ya que reducen el dolor, la disnea o falta de aire, las náuseas y otras alteraciones digestivas, la ansiedad, temor y depresión, y con ello, contribuyen a mejorar la calidad de vida de los pacientes.

En su comienzo, los cuidados paliativos o de soporte eran sinónimo de cuidado al final de la vida. En la actualidad, se considera que estas actuaciones son complementarias a las terapias dirigidas específicamente a tratar el cáncer, y deben aplicarse conjuntamente desde el mismo momento del diagnóstico de la enfermedad. En 2010, se publicó un estudio que demostró que la integración precoz del tratamiento de soporte y la terapia antitumoral no sólo aumentaba la calidad de vida y el estado de ánimo de los pacientes con cáncer de pulmón, lo que probablemente era extrapolable a otros cánceres, sino que además era capaz de mejorar el pronóstico de los enfermos.

En los últimos años se han desarrollado tratamientos antitumorales efectivos que han logrado mejorar la evolución de muchos pacientes con cáncer. Junto a estos, unos buenos cuidados de soporte, incluyendo el ámbito biopsicosocial, y el apoyo de las familias, resultan cruciales para que estos tratamientos sean factibles. Así, uno de los objetivos de esta atención integral es disminuir las complicaciones y facilitar la administración de tratamientos como la quimioterapia. Entre los tratamientos de soporte se incluyen:

-    Prevención y tratamiento de las infecciones.

-    Prevención y tratamiento de la enfermedad tromboembólica.

-    Prevención y manejo de toxicidades de la quimioterapia y otros tratamientos antitumorales farmacológico como: anemia, neutropenia, mucositis, diarrea, vómitos, etc.

-    Cuidado de la salud del esqueleto, incluyendo la prevención de fracturas y otros eventos óseos.

-    Recomendaciones sobre estilo de vida, ejercicio físico, salud cardiovascular, nutrición y tipos de dieta.

-    Afrontamiento del diagnóstico y síntomas psicológicos como la depresión, ansiedad, miedo, insomnio.

-    Optimización del tratamiento de enfermedades previas como la diabetes, la bronquitis crónica o la insuficiencia cardiaca.

-    Preservación de la fertilidad en pacientes jóvenes que no hayan cumplido su deseo de ser padres.

-    Desarrollo de estrategias de tratamiento ambulatorio, dirigidas a racionalizar la utilización de recursos hospitalarios, y a mejorar la calidad de vida y el bienestar de pacientes y familiares.

-    Tratamiento de ancianos, pacientes frágiles y otras poblaciones especiales.

-   Recomendaciones basadas en la evidencia sobre terapias alternativas, mejor llamadas medicinas integrativas que deben complementar al tratamiento oncológico y nunca sustituir a este.

-    Paliación de síntomas asociados al cáncer.

-    Abordaje del paciente y la familia como unidad y toma de decisiones compartidas con el médico.

De los anteriores, los cuidados continuos relacionados específicamente con efectos secundarios de la quimioterapia (neutropenia, anemia ...) se recogen en otro documento disponible en esta misma página web de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), www.seom.org. Por tanto, aquí nos centraremos en los síntomas más frecuentes del paciente con cáncer no siempre producidos por el tratamiento antitumoral.

Estos cuidados continuos los puede administrar el oncólogo y el personal de enfermería que normalmente atienden al paciente. Sin embargo, con frecuencia se requiere de equipos multiprofesionales especializados y con una concepción activa y rehabilitadora. Estas unidades de cuidados de soporte o paliativos suelen ser adecuadas cuando existen problemas médicos más complejos, síntomas difíciles de controlar y cambiantes o problemas de tipo social o familiar. Los médicos de dichas unidades al igual que los de atención primaria actúan en colaboración con el oncólogo para tratar de mejorar la situación, y pueden contar con otros especialistas como psicooncólogo, trabajador social, enfermería especializada en cuidados paliativos, etc. En la medida de lo posible, estos cuidados se desarrollan en el domicilio, en compañía de los seres queridos, en un entorno lo más cotidiano posible para el enfermo buscando salvaguardar su dignidad y autonomía.

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